Por: Alberto López Morales,
Ciudad Ixtepec, Oaxaca (EL UNIVERSAL).- La voz del sargento primero Nahum Pérez, de Honduras, resuena en el patio de la Casa del migrante Hermanos del Camino: “Salí de mi país porque no quiero mancharme las manos con sangre de mi gente”.
En la oscuridad de la madrugada del viernes 17 de julio, el soldado, que desertó de la milicia hondureña, dijo a dos de sus ex compañeros de armas: "Si tienen valor ¡vámonos! Y los tres emprendieron el viaje a México. Tanto Nahum como Darwin Ramírez y Pastor Ventura, quienes cuatro meses antes del golpe militar en contra del presidente Manuel Zelaya habían renunciado a la Fuerza Aérea, aseguraron que no tienen necesidad de viajar a Estados Unidos.
"No pensamos seguir para adelante. Ya solicitamos que México nos dé refugio y (queremos) encontrar trabajo por acá, porque si regresamos o nos echan a la cárcel o nos matan porque ya no nos presentamos a la cita con la milicia", dijo Nahum.
Darwin y Pastor recibieron, antes de huir de una eventual guerra en Honduras, un citatorio de las Fuerzas Armadas de su país para que se alistaran a partir del 30 de este mes.
"Preferimos huir y dejar a nuestras familias a tener que pelear con nuestros propios hermanos", dijo Nahum quien nostálgico, en la soledad de la casa del migrante, recordó con ojos brillosos a su esposa y sus tres hijos "bien chiquitos".
"Yo no quería salir de mi país, allá tengo casa propia, estaba por terminar el grado de teniente y ganaba bien. Ni siquiera pensé en ir a EU, porque no tengo esa necesidad, pero salí porque no quiero pelear con mi propia gente", indicó.
Los tres hondureños, quienes llegaron a la casa del migrante en tren el pasado día 24, no imaginaron que su viaje sería cubierto por la tragedia. "Nos asaltaron saliendo de Arriaga (Chiapas)", contó Nahum. "Después de 25 minutos de salir de Arriaga, a las 7:00 horas, cuatro jóvenes subieron al vagón donde íbamos y después de que nos quitaron el dinero le tiraron cuatro cohetazos a un paisano de Honduras que se murió", recordaron.
Los tres soldados expresaron su confianza de quedarse en México "porque si regresamos nuestras vidas corren peligro", señalaron con temor, ante la mirada del sacerdote Alejandro Solalinde, coordinador de la casa del migrante.
"No duden que pronto llegarán más hondureños porque la cosa allá se está poniendo fea. Es casi seguro que haya guerra", dijeron. El sargento desertor protegía la frontera con Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
"Nosotros nunca matamos a nadie allá en nuestro país y por eso salimos, para no mancharnos las manos con la sangre de nuestra gente", insistió Nahum, quien abandonó su posición militar en el Puente Guasable, frontera con Nicaragua.
Ciudad Ixtepec, Oaxaca (EL UNIVERSAL).- La voz del sargento primero Nahum Pérez, de Honduras, resuena en el patio de la Casa del migrante Hermanos del Camino: “Salí de mi país porque no quiero mancharme las manos con sangre de mi gente”.
En la oscuridad de la madrugada del viernes 17 de julio, el soldado, que desertó de la milicia hondureña, dijo a dos de sus ex compañeros de armas: "Si tienen valor ¡vámonos! Y los tres emprendieron el viaje a México. Tanto Nahum como Darwin Ramírez y Pastor Ventura, quienes cuatro meses antes del golpe militar en contra del presidente Manuel Zelaya habían renunciado a la Fuerza Aérea, aseguraron que no tienen necesidad de viajar a Estados Unidos.
"No pensamos seguir para adelante. Ya solicitamos que México nos dé refugio y (queremos) encontrar trabajo por acá, porque si regresamos o nos echan a la cárcel o nos matan porque ya no nos presentamos a la cita con la milicia", dijo Nahum.
Darwin y Pastor recibieron, antes de huir de una eventual guerra en Honduras, un citatorio de las Fuerzas Armadas de su país para que se alistaran a partir del 30 de este mes.
"Preferimos huir y dejar a nuestras familias a tener que pelear con nuestros propios hermanos", dijo Nahum quien nostálgico, en la soledad de la casa del migrante, recordó con ojos brillosos a su esposa y sus tres hijos "bien chiquitos".
"Yo no quería salir de mi país, allá tengo casa propia, estaba por terminar el grado de teniente y ganaba bien. Ni siquiera pensé en ir a EU, porque no tengo esa necesidad, pero salí porque no quiero pelear con mi propia gente", indicó.
Los tres hondureños, quienes llegaron a la casa del migrante en tren el pasado día 24, no imaginaron que su viaje sería cubierto por la tragedia. "Nos asaltaron saliendo de Arriaga (Chiapas)", contó Nahum. "Después de 25 minutos de salir de Arriaga, a las 7:00 horas, cuatro jóvenes subieron al vagón donde íbamos y después de que nos quitaron el dinero le tiraron cuatro cohetazos a un paisano de Honduras que se murió", recordaron.
Los tres soldados expresaron su confianza de quedarse en México "porque si regresamos nuestras vidas corren peligro", señalaron con temor, ante la mirada del sacerdote Alejandro Solalinde, coordinador de la casa del migrante.
"No duden que pronto llegarán más hondureños porque la cosa allá se está poniendo fea. Es casi seguro que haya guerra", dijeron. El sargento desertor protegía la frontera con Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
"Nosotros nunca matamos a nadie allá en nuestro país y por eso salimos, para no mancharnos las manos con la sangre de nuestra gente", insistió Nahum, quien abandonó su posición militar en el Puente Guasable, frontera con Nicaragua.
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