miércoles, 11 de febrero de 2009

En tres años, la Casa del Migrante ha atendido 65 mil indocumentados

*La casa hogar en Ixtepec ha significado un descanso para los centroamericanos en su trayecto a EU

Rusvel RASGADO
IXTEPEC, OAX.- Alrededor de 65 mil indocumentados centroamericanos han sido atendidos en la casa del migrante “Hermanos en el Camino” administrado por el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, y que ha significado un descanso para los centroamericanos en su paso por esta ciudad con rumbo a Estados Unidos.
Mujeres y hombres, permanecían ayer en la Casa del Migrante, que empezó a operar en febrero del 2006, realizando los últimos preparativos para la visita de la Caravana de la Esperanza, integrada por familiares de los indocumentados que han desaparecido en la zona del Istmo de Tehuantepec.
Entre juegos de futbol, pláticas y convivencia con el padre Solalinde, los centroamericanos esperaban el arribo de sus paisanos provenientes de El Salvador, para presentar denuncias ante las autoridades.
Alejandro Solalinde hizo un llamado enérgico a las autoridades federales, y expresó que en México, “las dependencias de migración son sólo de cascarón, no sirven para nada, no hacen nada por el bien de los hermanos migrantes”.
“Si el gobierno federal no ha atendido las demandas por la violación de los derechos de los migrantes, de Oaxaca esperamos menos, aquí en el estado, el gobierno lejos de ayudar en la procuración de justicia, hace lo contrario, creo que el gobierno hasta cierto punto ha sido cómplice que lo que sucede aquí, por lo menos en omisión”, expresó el también coordinador de la movilidad humana del episcopado mexicano en el pacífico sur.
El padre Solalinde, aconsejó a los centroamericanos que ayer esperaban el paso del tren proveniente de Chiapas hacia el norte del país, “a tomar este reto de llegar a Estados Unidos como una misión, si se han propuesto una meta y un sueño, cúmplanlo con dignidad”, les dijo.
Por su parte, el Salvadoreño Juan Carlos Borja Franco, quien salió de su domicilio desde el pasado 9 de enero pasado, ha caminado varios kilómetros y atravesar riesgos hasta llegar a Ixtepec, donde recibió el apoyo de los coordinadores de la Casa del Migrante.
“La casa del migrante es como un ‘oasis’ para nosotros, yo llegué muy cansado hasta aquí, mis zapatos ya están rotos, tenía mucha hambre y sed, pero aquí hasta ya me bañé y ya descanse”, indicó.
Agradeció el apoyo del pueblo mexicano y del padre Solalinde, aunque admitió que “existe gente mala y los abusivos que nos asaltan, nos lastiman, secuestran y violan a las mujeres”.
Juan Carlos Borja dijo que su intención es llegar a los Ángeles California, donde se reunirá con sus amigos.
Como él, otros 50 indocumentados más permanecían en las instalaciones de la casa del migrante, esperando el paso del tren, mientras que otros como Jaime Curris, quien perdió una pierna al caerse de “la bestia” como le llaman al ferrocarril que los traslada a Oaxaca, piensa más en regresar a casa.
Jaime, en las próximas horas sería trasladado a Tapachula Chiapas, donde le pondrán una prótesis.
Alejandro Solalinde Guerra, reclamó al gobierno del estado la falta de apoyo hacia los migrantes, porque en Chiapas, los indocumentados son escoltados por policías, “mientras que en Oaxaca se les secuestra”.
Y es que, recordó que el 5 de noviembre del 2008, fueron secuestradas 12 mujeres centroamericanas, de las cuales, solo de una conocen de su paradero, las demás siguen desaparecidas.